Por Liliana Romano
Periodista, corresponsal de Revista Mandato en Argentina
Hoy Argentina no necesita un «milagro» de la Virgen de la Merced, en la victoria del Ejército del Norte argentino en la Batalla de Tucumán el 24 de septiembre de 1812, necesita que la ciudadanía esté consciente de que debe defender sus derechos, debe reconocer, al igual que el gobierno, que la inflación fracturó al país. Que miles de jubilados denuncian que no pueden costear sus medicamentos, ni llegan a fin de mes con lo que ganan. Que familias enteras dependen de comedores comunitarios que, a su vez, reclaman más alimentos y fondos. Que la salud pública y la educación están en el centro de la tormenta, con hospitales con mucho menos insumos que antes, con médicos mal pagados, con universidades con bajo presupuesto y desfinanciamiento. Que se pide lo elemental: que el ajuste no se lleve por delante los derechos básicos.
La crisis social es hoy una batalla que se tiene que combatir en un clima de sospechas, con escándalos que involucran a funcionarios y familiares del presidente. Se piden renuncias, investigaciones serias y sanciones ejemplares, pero los oídos de quienes tienen que resolver estos asuntos se cierran.
