Por Liliana Romano, periodista
Para Revista Mandato
El clásico Transmontaña moviliza turismo, comercio y pasión deportiva, pero también deja huellas profundas en ecosistemas frágiles. Desde Revista Mandato consideramos que este es un escenario propicio para analizar consecuencias ambientales y proponer medidas para compatibilizar deporte, conservación y desarrollo local.
Las competencias deportivas deben proteger el entorno que las sostienen
Cada año, el Transmontaña reúne a cientos de pilotos y visitantes que llegan a San Pedro de Colalao para vivir una de las competencias más importantes del enduro latinoamericano. El paisaje, la adrenalina y el movimiento económico forman parte de su atractivo. Sin embargo, su recorrido atraviesa zonas de monte, pastizales y senderos rurales cuya fragilidad ambiental es innegable. Pero el problema que planteamos no es la competencia de motos en sí, es que San Pedro de Colalao es frecuentemente transitado por enduristas, quienes utilizan los caminos y montes de la villa veraniega para prácticas y entrenamientos. En este contexto emerge una pregunta cada vez más necesaria de plantear: ¿cómo garantizar que un deporte que acarrea un evento tan valioso para la región, no se convierta en un factor de degradación del mismo entorno que lo hace posible?
Consecuencias ambientales del Enduro
1. Erosión y degradación del suelo
Las motos remueven la capa vegetal, generan huellas profundas y dejan pendientes expuestas a la erosión hídrica. Tras cada edición, algunos senderos quedan más anchos, irregulares y con mayor acumulación de sedimentos.
2. Daño a la vegetación nativa
La vegetación baja, los arbustos y el sotobosque se ven afectados por el paso reiterado de motos y cuatriciclos. La recuperación de estas especies suele ser lenta, especialmente en zonas de monte serrano.
3. Alteración de fauna silvestre
El ruido, la velocidad y la presencia masiva de personas desplazan aves, mamíferos y especies sensibles. Muchos animales evitan sus zonas habituales de alimentación o descanso, lo que altera sus ciclos.
4. Contaminación de cursos de agua
El cruce de arroyos levanta sedimentos y puede afectar la calidad del agua. Además, pequeños derrames de combustible o lubricantes generan impactos acumulativos.
5. Emisión de polvo y gases
El polvo en suspensión afecta a vecinos, trabajadores rurales y espectadores. Las emisiones de motores suman contaminación atmosférica puntual durante los días del evento.
6. Residuos y presión sobre servicios locales
La llegada de miles de personas demanda baños químicos, gestión de residuos, puntos de hidratación y logística que no siempre están garantizados, dejando una huella visible en caminos y zonas abiertas.
Minimizar el impacto ambiental
1. Rutas homologadas y planificadas con estudios previos
El gobierno debería hacer controles y estudios de impacto ambiental sobre las zonas que son periódicamente transitadas por enduristas. Debería establecer circuitos fijos para esta actividad, con sanciones para quienes invadan senderos no autorizados. También debería:
- Definir y cuidar las zonas ecológicamente sensibles.
- Realizar evaluaciones ambientales previas y posteriores en los circuitos recorridos por estos deportistas.
- No reutilizar partes del trazado que ya muestran degradación severa.
2. Zonas de cruce de agua controladas
- Establecer pasajes obligatorios con señalización.
- Colocar barreras naturales (piedra, madera) para evitar ensanchamiento del cauce.
- Prohibir el lavado de motos en arroyos.
3. Control en gragrafias vulnerables
La velocidad de las motos y la aceleración en zonas de fauna o vegetación frágil multiplican el ruido, la erosión y el riesgo de accidentes ambientales.
4. Gestión integral de residuos cuando se realizan competencias
- Puntos verdes obligatorios en la largada, llegada y zonas de espectadores.
- Acuerdos con cooperativas locales para supervisar que competidores y el público no dejen residuos en la zona.
- Campañas de “piloto responsable”, en el que cada equipo se haga cargo de los residuos que genere.
5. Restauración ecológica posterior
Finalizado el recorrido realizar:
- Cierre de huellas secundarias.
- Recompactación mínima de senderos.
- Siembra de especies nativas en sectores dañados.
- Retiro de cintas, carteles y estructuras.
6. Capacitación ambiental para pilotos y equipos
Promover buenas prácticas, no desviarse del circuito, respetar áreas señaladas y minimizar el ruido en zonas habitadas.
7. Participación de la comunidad local
Vecinos, guardaparques y organizaciones ambientales pueden integrar comités de monitoreo que registren impactos y recomienden modificaciones año a año, no solo en competencias sino en los circuitos que habitualmente utilizan los enduristas.
Reglas claras
El Enduro como el Transmontaña forman parte de la geografia deportiva y turística de Tucumán, y San Pedro de Colalao lo siente propio. La capacidad de estas actividades para atraer visitantes, impulsar la economía local y posicionar a la provincia es indudable. Pero los beneficios económicos no deben ocultar las huellas que los enduristas dejan en un ecosistema que ya presenta signos de fragilidad.
Si las autoridades, los organizadores y la comunidad acuerdan reglas claras, controles efectivos y planes reales de restauración, esta actividad sin dudas se puede convertir en un modelo de deporte sostenible. El desafío está en conservar el monte, el agua y la fauna que convierten a San Pedro de Colalao y a otras localidades tucumanas (elegidas por los enduristas), en destinos únicos.
Se debe entender a conciencia que sin paisaje, no hay aventura y que sin cuidado, no hay futuro, porque la adrenalina pasa y el territorio queda.
Transmontaña: impacto alto, compromiso bajo
Los organizadores del Trasmontaña, informaron que habrá un esquema de protección ambiental en todo el circuito, pero esta competencia requiere incorporar una conciencia ecológica más profunda. Como mínimo, correspondería que pusieran a disposición su estructura para campañas de sensibilización sobre la materia o que destinaran parte de lo recaudado a algún fin solidario para la zona, considerando que hacen uso del espacio, la infraestructura y los recursos de toda una comunidad.
El compromiso con el ambiente y el respeto por el ecosistema que los organizadores declaman solo podrá evaluarse en los días posteriores a la carrera, cuando se vean, o no, los resultados de esas promesas.
