San Pedro de Atacama avanza con decisión hacia la internacionalización educativa. La segunda versión del programa de intercambio con Japón, impulsado por la Municipalidad homónima y la Universidad de Tokio, no solo abre puertas a nuevas experiencias académicas, sino que reafirma la convicción de que las oportunidades globales también nacen en territorios pequeños, con identidad profunda y arraigo comunitario. En un escenario donde los jóvenes del norte chileno enfrentan desigualdades históricas, esta iniciativa se convierte en una verdadera brújula hacia horizontes más amplios.
Actividades académicas y culturales de primer nivel
Al respecto, el municipio informó que la segunda versión del programa de intercambio con Japón, iniciativa liderada por el alcalde Justo Zuleta Santander en conjunto con la Universidad de Tokio, comienza a consolidarse como una política local de formación internacional, que permitirá que tres estudiantes de la comuna viajen a Tokio y Kioto para participar de actividades académicas y culturales de primer nivel.
En esta nueva edición, los jóvenes fueron seleccionados por su desempeño, compromiso y proyección. El objetivo central es claro: fortalecer su desarrollo personal, académico y profesional, al tiempo que se convierten en representantes de su territorio en uno de los países más influyentes del mundo.
El alcalde Zuleta celebró la continuidad del programa y destacó el impacto que genera en la comunidad estudiantil:
“Estamos muy felices de renovar este convenio y permitir que tres alumnos de nuestra comuna visiten Tokio y Kioto. No es solo un viaje, sino una experiencia que impulsa su crecimiento integral. Son verdaderos embajadores del territorio en Japón.”
Orgullo institucional
Desde el Liceo Bicentenario Agropecuario Licanantay, la orientadora María Solange Molina reforzó el orgullo institucional, señalando que “Es un tremendo orgullo que estos jóvenes representen a la comuna. Tienen las competencias, las ganas y el compromiso. Son dignos representantes de San Pedro de Atacama.”
Entre los seleccionados se encuentran Greco Fernández Payola y Maura Pizarro, ambos del Liceo Bicentenario Licanantay. Greco agradeció profundamente la oportunidad, mientras que Maura reflexionó sobre el impacto que esta vivencia tendrá en su futuro, manifestando que “Es una oportunidad enorme y muy importante para mi futuro académico y laboral. Es algo que voy a recordar toda la vida.”
A ellos se suma Molti Espinosa, estudiante de tercero medio del Complejo Educacional Toconao, quien expresó su emoción por ser parte de la delegación, al indicar que “Ser elegida para la pasantía en Tokio es una gran oportunidad. No cualquiera es seleccionado, y más si es Japón, que es otro mundo. Estoy muy emocionada.”
El orgullo familiar también se hizo sentir. Inés Aurelia Cruz Reyes, madre de una de las estudiantes, destacó la magnitud de esta oportunidad, remarcando que “Va a ser una experiencia única e inolvidable para mi hija. Agradezco a todos quienes hicieron posible este viaje.”
Acompañamiento
El programa contempla, además, el acompañamiento de Osamu Matsubara, administrador del proyecto MiniTAO Observatory, quien apoyará la adaptación de los estudiantes durante su estadía en Japón. Esto permitirá que la experiencia sea no solo formativa, sino también segura y contenida.
Con esta segunda versión, la administración del alcalde Justo Zuleta Santander reafirma su apuesta por una educación que trascienda fronteras y fortalezca los lazos históricos, científicos y culturales entre San Pedro de Atacama y Japón.
El talento y la vocación no pertenecen a las grandes ciudades
En tiempos donde la ruralidad y las zonas periféricas suelen quedar al margen de los circuitos globales, iniciativas como esta recuerdan que el talento y la vocación no pertenecen a las grandes ciudades, sino a las personas. Estos tres estudiantes no solo viajan por ellos mismos: viajan por su comunidad, por su territorio y por la convicción de que la educación puede, efectivamente, cambiar destinos.
San Pedro de Atacama enseña, una vez más, que cuando se construyen puentes y no fronteras, los jóvenes pueden mirar el mundo sin que el mundo les quede lejos.
